jueves, 13 de diciembre de 2012

Felinos

Félidos, nombre aplicado a una familia de animales exclusivamente carnívoros que pertenecen a la clase de los Mamíferos. Están muy bien adaptados para vivir como depredadores; todos los miembros de la familia poseen un cuerpo ligero y ágil con el pelaje suave, tienen la vista y el oído muy desarrollados, y sus garras y dientes están diseñados de forma perfecta para lacerar la carne de sus presas. Habitan en todos los continentes, excepto en la Antártida y en Oceanía. El tigre, el león, el jaguar y el leopardo se conocen con el nombre común de grandes gatos. La familia de los félidos también incluye a la pantera nebulosa y al guepardo. Hay doce especies de gatos en el hemisferio occidental: el lince rojo, el gato de Geoffrey (también llamado ocelote de la pampa), el jaguar, el jaguarundi, el codcod, el gato moteado pequeño (u ocelote tigre), el lince boreal, el margay, el gato de montaña o andino, el ocelote, el gato de las pampas y el puma (también llamado ‘cugar’ o león de montaña). El ocelote (voz náhuatl) que habita desde México hasta la Patagonia, es domesticable y se alimenta de aves y pequeños mamíferos. Su pelaje, muy variado, con un rayado de color gris perla, es muy apreciado para la confección. Por este motivo el ocelote es una especie protegida en América del Sur.
Los miembros de la familia de los gatos se caracterizan por tener un cráneo pequeño y ancho, la cara corta y las orejas erguidas; éstas pueden girar en el plano horizontal y el animal las emplea tanto para localizar mejor los sonidos, como para indicar determinadas intenciones a sus congéneres. Tienen unas mandíbulas robustas y fuertes que casi no mastican la carne que ingieren. La fórmula dentaria de estos animales (en cada mandíbula) es: tres pares de incisivos, un par de caninos, dos o tres pares de premolares y un solo par de molares, modificados de tal manera que forman una especie de cizalla que corta la carne, y que recibe por ello el nombre de muela carnicera. Por otro lado, las papilas de la lengua forman unas estructuras dirigidas hacia atrás que ayudan a retirar la carne de los huesos de sus presas. Todos los félidos son digitígrados, es decir, que caminan sobre los dedos y con la parte posterior del pie elevada. Las extremidades anteriores tienen cinco dedos y las posteriores cuatro; las zarpas están provistas de almohadillas, que permiten al animal caminar sin hacer ruido, y con uñas largas, afiladas y completamente retráctiles (a excepción del guepardo). Esto último resulta muy útil cuando no es necesario utilizarlas como, por ejemplo, al correr, y evitar, de este modo, su deterioro. Los félidos también se caracterizan por tener determinadas costumbres muy características, como son: el asearse la cara con las zarpas anteriores y el afilarse las uñas.
La mayoría de los félidos son activos al amanecer o al atardecer, aunque también pueden cazar por la noche o a plena luz del día. Sus ojos están muy bien adaptados a los cambios de luminosidad: las pupilas se contraen hasta formar una fina línea vertical durante los días de mucha luz, pero se abren y se redondean en situaciones de oscuridad. Las técnicas empleadas para cazar son variadas: en unos casos acechan a la presa y, en otros, esperan escondidos y se lanzan después por sorpresa sobre sus víctimas. Cazan en solitario o en grupos familiares, y el éxito de la captura dependerá sobre todo de la vista y el oído; el olfato también está muy desarrollado, pero éste lo suelen emplear en el examen de la presa y en el reconocimiento del territorio marcado con orina por otros machos de la especie.
Las especies de félidos que habitan regiones frías tienen un pelaje largo y suave. El macho es, por lo general, más grande que la hembra, que suele tener la misma complexión y coloración que aquél. La mayoría de los félidos son monógamos (se empareja un macho con una sola hembra). El número de crías de la camada puede variar en las distintas especies y oscila entre 1 y 6. Véase también Gato.


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